El Palacio de Topkapi, también conocido como Palacio del Sultán, es una antigua residencia del sultanato en Estambul. Fue la sede del poder de 25 sultanes que gobernaron el vasto Imperio Otomano. Hoy es uno de los principales monumentos del país y atrae a turistas de todo el mundo.
Información general sobre el Palacio de Topkapi
Al visitar el palacio, es importante observar ciertas normas derivadas de las prácticas religiosas del Estado.
Por ejemplo, no está permitido entrar en la mezquita sin la cabeza, los hombros y las rodillas cubiertos.
Está prohibido hacer fotos y vídeos en los salones del palacio de Suleimán. Los guardias de la salida te pedirán que borres las fotos tomadas.
Los cochecitos de niños no están permitidos en el complejo.
Si desea utilizar los servicios de un guía, puede comprar una audioguía y verlo todo mientras escucha la historia de la atracción y los objetos expuestos, de los que hay 65.000.
Horario y coste
El palacio recibe calurosamente a sus visitantes todos los días excepto los martes. El horario de apertura varía según la fecha:
Del 16 de abril al 31 de octubre, abre de 9:00 a 19:00.
Del 1 de noviembre al 15 de abril, de 9:00 a 17:00.
Precio Entrada 40 TRY. Para el harén, deberá abonar 25 TRY adicionales.
Historia del complejo palaciego de Estambul
La historia del complejo palaciego de Estambul se remonta a 1475, durante el reinado del sultán turco Mehmed. En aquella época, servía de residencia de trabajo. Sin embargo, fue el sultán Suleimán quien emprendió la amplia reconstrucción del edificio, motivado por su concubina Roxelana, que se hizo famosa en todo el mundo como chica eslava en el mundo islámico.
Roxelana no se conformaba con vivir lejos de su marido, ya que el harén estaba situado tras los muros del castillo. El sultán construyó un lujoso harén para su esposa, su madre y sus concubinas. Finalmente se terminó en 1540. Entre los muros del palacio de Topkapi nacieron 25 generaciones de sultanes a lo largo de varios siglos.
Todo cambió en la década de 1920, cuando Turquía se convirtió en república. Mustafa Kemal Atatürk, el primer presidente turco, llegó al poder. En 1924, convirtió el complejo en un museo, abierto a todo el mundo, marcando un momento histórico en su historia.
Qué ver en el Palacio del Sultán de Estambul
Para los aficionados a la historia, esto es lo que hay que ver:
Cocinas y hammams;
Las habitaciones donde vivían los sirvientes;
Locales y salones para el sultán y su enorme familia;
Harem-i y Humayun.
El moderno Harén de Suleimán ostenta el título de patrimonio histórico y está protegido por la UNESCO.
El complejo palaciego ocupa una vasta superficie de más de 700.000 metros cuadrados. Puede considerarse una ciudad dentro de otra ciudad, ya que comprende:
grandes 4 patios;
pabellones y mezquitas
baños y establos;
parques, estanques y fuentes;
viviendas y habitaciones para la servidumbre.
Primer Patio
La antigua residencia de los gobernantes turcos impresiona por su lujoso diseño. Los visitantes atraviesan primero las puertas ceremoniales llamadas "Bab-i Humayun", construidas en 1478. Al atravesarlas, se entra en el "Patio de los Janisarios". Anteriormente, este lugar servía como sala de audiencias y lugar de trabajo para los sirvientes. Aquí también se encuentra:
La Iglesia de Santa Irene, la más antigua de la ciudad;
Museo Arqueológico;
Museo del Antiguo Oriente;
El Pabellón de Azulejos, que pasa por ser el edificio público más antiguo de la capital.
Patio principal
A continuación, el camino atraviesa la puerta "Bab-i Selam", que conduce al patio principal del Palacio del Sultán. Le recibirá la famosa Fuente del Verdugo, donde los verdugos solían lavarse las manos tras ejecutar las sentencias de muerte. Al pasar por este patio, no deje de visitar:
Torre del Diván. En este lugar se celebraba una reunión de nobles, donde el sultán mantenía conversaciones con sus súbditos, nombraba a personas para cargos importantes y recibía a visitantes.
Un complejo de harenes con un laberinto que conduce a su entrada. Se trata de una cadena casi interminable de diferentes habitaciones y salones.
Tesoro interior. Aquí se puede ver una enorme colección de armaduras y armas, objetos de plata y oro, cofres y rosarios.
Antiguas salas de cocina. Aquí se conserva una colección de cerámica fosforita china.
Baño Hurrem, dedicado a Roksolana. Se abrió a las visitas no hace mucho, ya que estaba en restauración. Además de pasear por el edificio, se pueden realizar tratamientos de spa.
También debemos mencionar lo más destacado de la ciudad palatina: un harén llamado "Harem-i Humayun". Se puede visitar mediante visitas guiadas. Los turistas sólo pueden acceder a la primera planta del edificio, donde residían las mujeres privilegiadas del gobernante. Cada habitación del harén tiene su propio interior, inscripciones y mosaicos únicos.
La lista de atracciones imprescindibles debe incluir también la mezquita y las tumbas del famoso Solimán el Magnífico y su esposa, Roxelana. Cabe destacar que la mezquita dedicada a la concubina eslava sigue ostentando el récord de ser la más grande de Estambul. Sus tumbas se encuentran en el patio de la mezquita, donde descansan en paz.
Tercer patio
Para acceder a los aposentos privados del sultán turco, hay que pasar por la puerta llamada "Bab-us Saadet". Durante el reinado del soberano otomano Selim I se construyó la Sala del Trono, seguida de la Biblioteca de Ahmed III. En el territorio del tercer patio se conservan valiosas reliquias traídas por Selim de sus viajes a Egipto y La Meca en 1517, entre ellas:
Objetos personales de los primeros gobernantes de los sultanes;
Manto, parte del pelo, diente y huella del pie del profeta islámico Mahoma.
Cuarto patio
Se podría decir que es la parte de ocio del complejo palaciego. Tómese su tiempo para explorar el hermoso parque, sentarse en los pabellones con pérgolas y junto a los estanques. Desde el cuarto patio se puede disfrutar de una magnífica vista del estrecho del Bósforo y la bahía del Cuerno de Oro.
El Palacio del Sultán de Estambul es un verdadero tesoro de la ciudad que sin duda debe incluirse en su itinerario. Es aconsejable dedicarle más de un día para apreciar plenamente cada detalle y no perderse nada.