Si decides explorar Saint-Tropez con más detalle, presta atención a su famoso puerto, el pequeño casco antiguo, las playas, la fortaleza del siglo XVII situada un poco más allá del paseo marítimo (desde donde se abre una vista impresionante de Saint-Tropez) y varios museos de arte (aunque no muy conocidos).
En Saint-Tropez es imprescindible:
sentarse en los famosos bistrós de los paseos Le Gorille y Le Senequiere, observando los yates y a sus pasajeros;
disfrutar de una magnífica puesta de sol sobre la bahía de Saint-Tropez;
tomar una copa de vino rosado o blanco de Provenza, Chateau Minuty — uno de los mejores vinos para el verano.
En el itinerario de paseos por Saint-Tropez conviene incluir un recorrido por los paseos Suffren y Jean Jaurès. Si aún quedan fuerzas, vale la pena dirigirse al Môle Jean Réveille, que se prolonga hasta el Môle d’Estienne d’Orves.
Son populares los recorridos a pie por Saint-Tropez que terminan en el paseo marítimo Heprat, que se adentra profundamente en el mar, y en el paseo de Saint-Tropez, donde se filmaron escenas del legendario gendarme Cruchot.


