El monumento más "ginebrino" del mapa de la ciudad es la Fuente Jet d'Eau, una fuente que fluye durante todo el año directamente desde el lago Lemán (los lugareños lo llaman Leman). Es la tarjeta de visita de la ciudad: ¡tiene más de 120 años! Se creó casi por accidente: las autoridades necesitaban "descargar" el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, así que vertieron el exceso de agua en el lago a través de un surtidor.
El Jet d'Eau es un chorro de agua de 140 metros de largo que sale disparado hacia arriba. Por la noche, la fuente está iluminada por focos en todos sus lados, por lo que se pueden hacer fotos espectaculares de Ginebra de noche.
El Cementerio de los Reyes (Cimetière des Rois), en la Rue des Rois 10: la descripción de esta atracción de Ginebra hace estremecer a los turistas impresionables. Fundado en el siglo XV, el cementerio sirvió de último refugio a las víctimas de la peste, y entonces sólo se enterraba aquí a la gente adinerada. Hay que decir que el cementerio no tiene nada que ver con monarcas - su nombre hace referencia a los "reyes de arqueros" - los ganadores de torneos de arcabuceros celebrados en la zona.
La foto de este monumento ginebrino bien podría haber salido en Discovery Channel - ¡la fusión del Arve gris y el Ródano turquesa tiene un aspecto fantástico! La mejor forma de contemplar este fenómeno natural es desde la plataforma de observación: camine desde el puente Sous-Terre en dirección opuesta a Lehmann (por el Sentier des Saules).
En el centro del mapa turístico de Ginebra se encuentra la Place de la Bourg de Four. Los historiadores dicen que la plaza se remonta a la época romana, pero hoy en día no hay nada que lo recuerde: está rodeada de mansiones de los siglos XV y XVII, el Ayuntamiento, el Palacio de Justicia y un montón de restaurantes y cafés.
La Silla Rota es un nombre extraño para un monumento de Ginebra, ¿verdad? Sin embargo, en la Plaza de las Naciones, frente a la entrada del Palacio de las Naciones, hay una silla de madera de 12 metros de largo con una pata rota.
La idea de este extraño monumento se le ocurrió a Daniel Berset durante la firma de la convención que prohíbe las bombas de racimo y las minas antipersona: la pata rota pretende recordar las terribles consecuencias que pueden tener estas municiones.
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