La capital y mayor ciudad de Eslovenia está situada entre Viena y Venecia, en la cuenca de Liubliana, a orillas del asombrosamente limpio río Ljubljanica. Es el centro político, económico y cultural de Eslovenia.
La superficie de la ciudad es de solo 163,8 kilómetros cuadrados: es tres veces más pequeña que Praga, con la que a menudo se compara Liubliana.
Según datos de 2014, la población de Liubliana es de casi 259 mil personas, la gran mayoría eslovenas. Eslovenia es miembro de la Unión Europea desde 2004. Muchos eslovenos hablan inglés y entienden el ruso.
En el siglo I d.C., en el emplazamiento de la actual Liubliana se encontraba la ciudad romana de Emona. En el siglo V el asentamiento quedó desierto, y sólo 7 siglos después la gente empezó a establecerse aquí de nuevo.
Desde principios del siglo XIV hasta principios del XX, la ciudad se llamó Laibach y perteneció al Imperio de los Habsburgo. En 1918 recibió un nuevo nombre y se convirtió en la capital de Eslovenia. La ciudad debe su nombre al río Ljubljanica.
También existe una versión más romántica de la fundación de Liubliana. Según la leyenda, el príncipe Jasón y sus amigos argonautas se encontraron en el río Ljubljanica. Allí se escondían del rey Eetes, al que habían robado un vellocino de oro. Desde un pantano cercano a Ljubljanica, Jasón fue atacado por un monstruo marino, al que derrotó en una lucha justa. En honor a este suceso, Jasón fundó un nuevo asentamiento.
