En Holanda, el coche personal suele considerarse más un juguete caro que un medio de transporte práctico. Las estrechas calles de las ciudades antiguas no están preparadas para el tráfico pesado, pero las distancias son cortas, por lo que es relativamente fácil llegar solo a los negocios y otros destinos.
Las comunicaciones interurbanas en los Países Bajos se realizan mediante cuatro clases de trenes:
Para conocer los horarios de los trenes y el precio de los billetes, consulte la página web de los Ferrocarriles Holandeses. Para evitar recargos, es mejor comprar los billetes en la taquilla de la estación que al revisor. Puede reservar un billete por 3,50 EUR en esta web. Además del ferrocarril, hay autobuses inteligentes y cómodos que circulan entre las principales ciudades.
El transporte público urbano en Holanda es de primera categoría. El tranvía es el medio de transporte más económico y ecológico. Las alternativas al tranvía incluyen trolebuses y autobuses, y en Ámsterdam, La Haya y Rotterdam también hay metro.
El transporte municipal en Holanda suele tener tiempos de espera cortos, con autobuses que llegan en unos 20 minutos. Sin embargo, no hay lugar para la evasión de tarifas a la antigua usanza, ya que suelen cobrarse en el momento de subir al autobús, y una multa de 60 euros por eludir el pago del billete es una sanción importante.
Conviene comprar billetes universales (strippenkaarten) o tarjetas especiales (D-cards) válidas durante 1-2 días para viajar en todos los tipos de transporte público. Las tarifas varían según la zona y la distancia, con tarifas medias dentro de una zona que oscilan entre 1,50 y 1,60 EUR.
Los aficionados al ciclismo suelen elogiar la excelente señalización de los carriles bici y la amplia red de alquiler de bicicletas de Ámsterdam y otras ciudades holandesas. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que las calles tranquilas y sinuosas tienen su propio conjunto de desafíos. Si circula por un puente, extreme las precauciones, ya que puede no haber barandilla.
