La pequeña ciudad cuenta con un enorme patrimonio histórico que se refleja en la multitud de monumentos de Padua. Basta con salir al centro para encontrarse en el corazón mismo de la historia antigua, que literalmente marea. En estos casos, se recomienda adquirir una guía de los monumentos de Padua con sus nombres para no perderse nada importante. Entonces descubrirá que se encuentra en una de las plazas centrales de la ciudad —la Piazza della Frutta o la Piazza delle Erbe— donde desde hace siglos funciona un mercado. Por cierto, al final de la Piazza delle Erbe se halla la zona que durante mucho tiempo estuvo cerrada como gueto judío —un territorio cerrado y vigilado.
Pero el primer lugar al que acuden todos los turistas incluso antes de comprar un mapa de los atractivos de Padua es la Capilla de los Scrovegni, en la Piazza Eremitani, construida entre 1303 y 1305 y decorada con frescos de Giotto. Muy cerca se pueden tomar fotos de los monumentos de Padua junto a las ruinas del antiguo anfiteatro romano, donde se celebraban combates de gladiadores.
Cualquier plano de Padua con sus monumentos le llevará al “café sin puertas” —el famoso Caffè Pedrocchi. Su historia comenzó en 1772, cuando Francesco Pedrocchi abrió aquí un taller de café. Tras heredar el local, su hijo Antonio lo convirtió en un café abierto las 24 horas, por lo que recibió el apodo de “sin puertas”. La cercanía a la universidad hizo este lugar extremadamente popular y lo consolidó en la historia del país. Por los sentimientos revolucionarios de los estudiantes, las tropas austríacas asaltaron el café, y las huellas de bala en las paredes todavía dan testimonio de aquellos sucesos.
Hablando de la universidad, también es un punto de referencia local. Una de las universidades más antiguas de Europa figura siempre en la lista de descripciones de lugares de interés de Padua. Conserva la cátedra de Galileo Galilei, que enseñó aquí entre 1592 y 1618. También destaca el teatro anatómico del siglo XVI y mucho más.
Los monumentos de Padua también conducirán a los turistas a otros lugares emblemáticos: la Basílica de Santa Justina del siglo VI, la Basílica de San Antonio, que pertenece al Estado Vaticano, la Catedral de Santa María Asunta del siglo VII y muchos otros. La mayoría de estos monumentos se encuentran en Prato della Valle —la plaza ovalada y más grande de la ciudad, que adquirió su aspecto actual en el siglo XVIII.