Prácticamente todo el mundo sabe dónde está Estrasburgo: en Francia, en la frontera con Alemania. Pero para ser geográficamente exactos, se encuentra en el río Ile, cerca de la orilla occidental del Rin, en el lado opuesto de la frontera franco-alemana, frente a la ciudad alemana de Kehl. De ahí que la cultura de la ciudad sea una mezcla de tradiciones alemanas y francesas.
Estrasburgo es el centro de la región de Alsacia, la prefectura del departamento del Bajo Rin y la capital parlamentaria de Europa. Es sede del Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la Fundación Europea de la Ciencia y muchas otras instituciones internacionales.
Aunque la ciudad es francesa, su nombre procede del alemán Straßburg, una ciudad (o fortaleza) junto al camino. Recibió su nombre actual en el siglo VI. Antes, se llamaba así en honor de la diosa celta del dinero, Argentorat. En la época de los estados feudales, las principales rutas de transporte y comercio de este a oeste pasaban por ella, ya que la ciudad tenía un puente sobre el río.
Es difícil precisar cuándo se fundó Estrasburgo, pero los primeros pobladores vivían en la zona desde tiempos inmemoriales, incluso antes de Cristo. Se sabe con certeza que tribus celtas se asentaron aquí en el siglo XIV a.C. A lo largo de su historia posterior, la ciudad estuvo constantemente bajo el dominio de Francia y Alemania. Y sólo el 23 de noviembre de 1944 esta disputa llegó a su fin: Estrasburgo fue finalmente asegurada por Francia.
En la actualidad, la economía de la ciudad descansa en la tecnología médica, la tecnología de dispositivos móviles, los servicios turísticos y las actividades creativas. Casi todo el curso de la historia de Estrasburgo está ligado a estas últimas. Por ello, todo el centro de la ciudad, situado en la isla del río Ile, está protegido por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad.
La población de Estrasburgo, de 272.800 habitantes, es heterogénea. Aquí viven y trabajan nativos de Francia y Alemania. Por eso, en las calles de la ciudad se oye hablar tanto en francés como en alemán. Pero en casi todas partes le entenderán si se comunica en inglés. En la ciudad se utiliza el euro.
