La ubicación, todo hay que decirlo, es muy buena - París es fácilmente accesible a otras capitales de Europa Occidental en coche, avión o tren (por ejemplo, Londres - sólo 250 km, a Bruselas - 315 km). París tiene una población de unos 2,5 millones de habitantes y es la quinta ciudad más grande de la Unión Europea.
Si quiere visitar la mismísima "cuna" de París, vaya al malecón del Sena. Fue aquí donde se fundó la ciudad: los antiguos celtas (para ser precisos, los parisinos: gracias a ellos París se convirtió en París) construyeron el asentamiento de Lutecia en la isla de la Cité allá por el siglo II antes de Cristo.
En el siglo V París se convirtió en la principal ciudad del reino merovingio - a un ritmo increíble en la nueva capital comenzaron a construirse templos, monasterios y fortalezas. Desde entonces, es difícil decir lo que París no ha tenido: los fuegos de la Inquisición hicieron estragos aquí, cientos de miles de vidas se perdieron en la Guerra de los Cien Años y la peste, las campanas de la iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois repicaron en la ominosa Noche de Bartolomé, cayó la Bastilla y nació la República.
La famosa Belle Époque cimentó la fama de la ciudad como capital de la moda, y las revoluciones estudiantiles de los años 60 no hicieron sino acentuar el espíritu rebelde de París. Y lo que es más importante, París ha sabido conservar los monumentos de todas estas épocas: ¡sólo tiene que verlos con sus propios ojos!