La capital de la Riviera de Budva es un lugar seguro, uno de los mejores de Europa en este sentido. Aquí se puede pasear por las calles a cualquier hora del día o de la noche, incluso lejos de las rutas turísticas.
Si sigue la regla de "los estatutos de los monasterios ajenos", no habrá problemas. No deje objetos de valor a la vista y no provoque situaciones conflictivas. Los montenegrinos son tolerantes con las payasadas de los turistas e intentan tratar los problemas con humor, pero no permitirán que se cometan faltas graves.