La capital turística del país se extiende a lo largo de 122 kilómetros cuadrados en el corazón de la costa. Posee casi una cuarta parte del litoral de Montenegro, con playas que se extienden a lo largo de 11.310 metros. Budva comprende un casco antiguo y un casco nuevo enclavados a orillas de una pequeña bahía. El municipio, que lleva el mismo nombre, engloba centros turísticos como Becici, Rafailovici, Przno y Sveti Stefan.
Atravesando el balneario está la Jadranska avtomagistrala, una autopista que conecta los asentamientos de Montenegro con Croacia y Albania. Desde Budva, sólo hay 63 kilómetros hasta Podgorica, la capital del estado, lo que lleva poco más de una hora en coche. Viajar al Parque Nacional de Skadarsko Jezero suele llevar entre 30 y 40 minutos, mientras que Dubrovnik, en Croacia, está a unas dos horas en coche.
Budva, el principal centro turístico de Montenegro, es una de las ciudades más antiguas de la costa adriática. Su fecha de fundación sigue siendo desconocida, pero la primera mención escrita se remonta al siglo V a.C. Las excavaciones arqueológicas han revelado vestigios de la cultura material de tribus ilirias y de las antiguas civilizaciones griega y romana.
Históricamente, Budva desempeñó un papel fundamental como línea divisoria del Imperio Romano, influyendo enormemente en el desarrollo cultural de la región. En el siglo VI, la ciudad cayó bajo el dominio de los emperadores bizantinos, y en el siglo XV, bajo el de la República de Venecia. Más tarde, las guerras napoleónicas situaron a Budva bajo el dominio del Imperio Austrohúngaro.
A principios del siglo XX, la ciudad pasó a formar parte de Yugoslavia. En 1979, un grave terremoto causó daños sustanciales en muchas estructuras, pero desde entonces han sido restauradas. El desarrollo activo del turismo en la ciudad comenzó tras la separación de Montenegro de Serbia en 2006.
