El entretenimiento en Kamakura es sobre todo educativo. Incluyen paseos por complejos de templos, senderos por el bosque y visitas a museos. Unas vacaciones en Kamakura ofrecen la contemplación meditativa de la naturaleza y la inmersión en la cultura japonesa. No es de extrañar, porque la antigua capital de Japón fue en su día el centro del nacimiento del budismo zen japonés. A día de hoy, sigue reinando una atmósfera de paz y filosofía en la ciudad y sus boscosos alrededores.
En Kamakura no hay parques de atracciones al estilo europeo. El parque Genjiyama es preferible para pasear al aire libre y hacer picnics. Es especialmente hermoso en marzo y abril, durante la temporada de floración de los cerezos. Mucha gente de Tokio y otras grandes ciudades de los alrededores viene aquí para admirar los árboles en flor.
La principal concentración de actividades para niños y adultos en Kamakura son las playas. La playa de Yugiahama, la más extensa y cercana a los hoteles, es especialmente popular.
De julio a finales de agosto, acoge discotecas playeras, juegos como el local "destroza la sandía", festivales, conciertos y, por supuesto, el conocido espectáculo de fuegos artificiales hanabi. En otra playa, Sitirigahami, se puede practicar surf. Y los aficionados al ciclismo pueden alquilar una bicicleta a 50 metros de la estación de tren.
Los aficionados a los festivales históricos pueden visitar Kamakura en abril y septiembre, cuando el santuario de Tsurugaoka Hachimangu acoge un yabusame, una competición de tiro con arco a lomos de un caballo. Los participantes visten trajes tradicionales del periodo del shogunato Kamakura, y el propio festival reconstruye las tradiciones marciales de la época.
Los museos de Kamakura merecen una mención especial. El Museo de Literatura, el Museo de Arte Moderno y otros museos de la antigua capital japonesa permiten sumergirse en el arte y la historia únicos de Japón.
La vida nocturna en Kamakura, la relajada ciudad que es el centro de la peregrinación religiosa japonesa, es prácticamente inexistente. Si quiere pasar un rato en un club nocturno, merece la pena el viaje de Kamakura a Tokio, donde se lo pasará en grande en cualquiera de los locales.
