Esquiar, relajarse en la playa (incluyendo playas nudistas), pasear por jardines con magnolias en flor, observar las auroras boreales y ver antiguos barcos vikingos: todo esto es posible si estás en Oslo. Esta ciudad asombra con la imaginación de los arquitectos locales, la amabilidad de los lugareños, la suntuosa cocina marina y, por supuesto, la belleza de la naturaleza del norte.