Praga, extendida a ambos lados del río Vltava, parece simbolizar la división entre el pasado y el futuro de Europa. Lo que distingue a la capital checa es su notable capacidad para fusionar sin esfuerzo estos dos mundos.
Mientras que muchas ciudades europeas tienen centros históricos y distritos modernos que a menudo contrastan entre sí, Praga es única en su combinación armoniosa de estos elementos. Aquí, coexisten, creando una simbiosis arquitectónica cautivadora. Puedes pasear por una calle estrecha y encontrarte con un molino de agua en funcionamiento, solo para girar la mirada y encontrar una torre de televisión futurista. Para entender verdaderamente esta ciudad, su pulso vital y su atmósfera cautivadora, es aconsejable explorar tanto los aspectos históricos como los modernos de Praga.