En la ciudad hay muchos monumentos antiguos, pero el más famoso es el palacio del emperador romano Diocleciano (siglo IV d.C.), incluido en las listas de la UNESCO. Aquí, todo está impregnado del espíritu de la historia.
Para sentir el alma de la ciudad, dé un paseo por el paseo marítimo, admire el puerto y visite uno de los restaurantes costeros. Por cierto, en el paseo marítimo se celebran regularmente diversas fiestas y celebraciones, y también tienen lugar exposiciones y ventas de yates.
El Parque de la Montaña Marjan es una reserva natural donde se puede ir de picnic y pasear en bicicleta. Los miradores ofrecen maravillosas vistas de la ciudad y de la bahía rodeada de archipiélagos. Aquí suele haber poca gente, y el aire es especialmente fresco.
Si decide aventurarse más allá de la ciudad, encontrará muchos descubrimientos interesantes:
Visite el Campo de Ánforas, situado en la isla de Hvar. Allí, a 30 metros de profundidad, descansa un antiguo barco griego. Como sugiere el nombre de la atracción, transportaba ánforas, y más de 1.500 de ellas están esparcidas por el barco hundido. Además, Hvar es un lugar muy hermoso. Se puede llegar a la isla desde Split en ferry o catamarán de alta velocidad.