Paradójicamente, el huracán Kartina ayudó a reiniciar las esferas pública, social y turística de Nueva Orleans y a crear condiciones confortables para vivir y recrearse.
En los años transcurridos desde la catástrofe, se ha recuperado la reputación del principal manjar de la región, la gamba de Luisiana (todo el marisco que llega a las mesas de los restaurantes está certificado conforme a estrictos requisitos medioambientales) y, gracias a la reforma policial, se ha frenado la delincuencia en la región.