Singapur es una diminuta ciudad-estado (sólo 778 m²) del Sudeste Asiático. Está situada justo al lado del ecuador (1 grado norte), por lo que las fluctuaciones de temperatura son mínimas: Singapur no tiene invierno ni verano en el sentido tradicional, y el termómetro marca entre +23 y +30ºC casi todo el año.
No hay fuentes naturales de agua dulce en la ciudad: antes se importaba de Malasia, ahora se desaliniza del mar y se almacena cuidadosamente en embalses (hay unas dos docenas de ellos en el mapa de Singapur). Y otro dato importante para los turistas: a pesar de su proximidad a zonas sísmicamente activas, en Singapur no hay amenaza de terremotos.
Singapur se fundó hace muchos siglos: la primera mención científica se encuentra en manuscritos chinos del siglo II. Sin embargo, hasta mediados del siglo XX, la ciudad formó parte del Imperio Británico o Malasia. En 1965 obtuvo la independencia y muy pronto se convirtió en una de las ciudades más prósperas de Asia.
La población de Singapur (unos 6 millones de habitantes) es extremadamente heterogénea: la mayoría son chinos, seguidos de malayos e indios. Y hay que decir que Singapur tiene algo que aprender en materia de tolerancia: todos los conflictos por motivos étnicos cesaron aquí en los años setenta. Se puede ir a la cárcel durante un mes por hacer un comentario racista en una red social de Singapur.
