El clima de Rímini se caracteriza por una combinación de influencias continentales y mediterráneas. Como resultado, el tiempo aquí es más suave en invierno que en otras regiones del norte de Italia. En concreto, las temperaturas invernales raramente descienden por debajo de cero y las nevadas copiosas en la costa adriática son poco frecuentes, pero a menudo está nublado y llueve. En general, la temporada de lluvias en Rímini dura de octubre a diciembre y durante el resto del año es probable que llueva como máximo una semana al mes.
Sin embargo, la naturaleza y el clima de Rímini difieren de los del Mediterráneo debido principalmente a los vientos. Son los vientos los que mitigan en cierta medida el calor estival en Rímini, que en agosto puede alcanzar los +30°C. Sin embargo, agosto es también el más lluvioso de los meses estivales, por lo que los turistas rara vez sufren sofocos.
La vegetación de Rímini no es exótica, aunque sí muy variada. Hay olivares y viñedos, pinares y castañares, árboles altos y flores de todo tipo.
Los paisajes naturales que rodean la ciudad son pintorescos: verdes colinas y acogedores valles, paisajes marinos y exuberantes parques urbanos, cuevas kársticas y grutas calcáreas, fuentes termales y reservas naturales ofrecen excelentes condiciones para unas maravillosas vacaciones en plena naturaleza.
La fauna de Rímini se compone de criaturas marinas, con predominio de peces comerciales y pequeños animales (cangrejos, medusas, ostras, langostas, mejillones, etc.). Aunque no encontrará peces exóticos de colores, no hay animales marinos peligrosos en la costa.
En las zonas protegidas viven corzos, puercoespines, tejones, ardillas y zorros. Rímini también alberga una gran variedad de aves: cigüeñas, espátulas, pelícanos, garzas, martines pescadores, abubillas y cucos. Más animales y plantas insólitas se encuentran en el campo, como la Reserva Natural de Gemmano y el Parque Natural de Marano.
