Al saber que durante la temporada baja no se puede nadar en la ciudad, probablemente muchos turistas descartaron esta opción. Sin embargo, entre mayo y septiembre, la temperatura del agua en el mar Adriático es ideal para nadar y disfrutar de actividades acuáticas. Se mantiene entre los +20 y +25 °C durante todo el verano, ofreciendo la posibilidad de sumergirse en las olas turquesas ya desde finales de mayo.
Al finalizar la temporada turística, en octubre, la temperatura del Adriático baja a unos +15 °C. En invierno, desciende a +10–12 °C, lo que hace que el destino sea menos atractivo para los viajeros.
La mayor afluencia de turistas a Riccione ocurre durante los meses de verano, cuando el mar alcanza su temperatura más cálida y el clima regala días soleados y agradables. Gracias a la entrada suave al agua y la ausencia de cambios bruscos de profundidad, las playas locales son especialmente populares entre las familias con niños. Además, el mar tranquilo y sin corrientes fuertes convierte este destino en un lugar perfecto tanto para quienes disfrutan nadar como para los que prefieren simplemente descansar junto al agua.