La estación de esquí vive un ritmo tranquilo y sosegado, por lo que la seguridad en Val Thorens se mantiene en un nivel muy alto. Cada habitante y visitante está comprometido con disfrutar de una estancia cómoda para el cuerpo y el alma. El pueblo es relativamente pequeño, por lo que los residentes se conocen entre sí y todo se basa en la confianza.
En caso de situaciones imprevistas, todos los turistas pueden dirigirse directamente al administrador del hotel, al consulado o a la agencia de viajes que les proporcionó el paquete turístico.
Para garantizar la seguridad de los visitantes, parte del territorio del complejo está destinada a una zona peatonal. Los vehículos pueden acercarse a los hoteles y restaurantes solo por un tiempo limitado, tras lo cual deben ser trasladados obligatoriamente al aparcamiento.


