La moderna Calella tiene sus orígenes en un pueblo pesquero que comenzó a edificarse aquí en el siglo XIV. Un viaje en tren desde Barcelona a través de un túnel excavado en la roca te lleva a este encantador pueblito a orillas del mar Mediterráneo.
Las playas de Calella son lo que atrae a muchos turistas. Las cálidas olas del mar y la arena dorada deleitan a los visitantes de la ciudad y a sus habitantes durante toda la temporada cálida. La playa de la ciudad se extiende por tres kilómetros a lo largo de la ciudad. Y un poco más allá comienzan acantilados pintorescos y bahías escondidas entre ellos. Aquí encontrarás no solo unas vacaciones tranquilas en las playas, sino también espacio para buceo, surf y otras actividades acuáticas para todos los gustos.
Calella impresiona a los visitantes no solo con sus playas, sino también con la belleza de su arquitectura antigua. Aquí puedes ver las ruinas de torres de telégrafo óptico y visitar refugios antiaéreos de la guerra civil. Para captar el ritmo de la vida en Calella, pasea por el Passeig-Marítim con sus innumerables tiendas. O ven a Calella durante uno de los festivales de música o danza. Después de todo, se considera un centro cultural local por una razón.
Hay mucho que hacer en Calella para los amantes de la vida nocturna, aquellos que prefieren unas vacaciones tranquilas e incluso para los pequeños viajeros.