Los 10 lugares imprescindibles de Madeira

Funchal

La capital y mayor ciudad de Madeira, reconocida como una de las más seguras de Portugal con índices de criminalidad cercanos a cero. Recomendamos empezar a conocerla con un paseo por la Fortaleza de Sao Tiago (los lugareños la llaman la "fortaleza amarilla"), construida en 1614 para protegerse de las incursiones piratas. Hoy alberga el Museo de Arte Contemporáneo. Para comer, recomendamos el restaurante Do Forte, situado en el recinto de la fortaleza y clasificado entre los mejores de la ciudad. Los precios son superiores a la media, pero están justificados por el sabor de los platos, el nivel del servicio y las vistas de la terraza.

No olvide visitar la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, la iglesia más antigua de la isla, con un techo de mosaico y paredes adornadas con pinturas flamencas. Tampoco se pierda el Museo del Vino, los jardines de Quinta do Palheiro y el colorido Mercado Municipal del casco antiguo, donde podrá comprar frutas, verduras, flores, pescado y artículos artesanales.

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Monte

Un suburbio de Funchal situado en una colina. Se puede llegar desde el centro de la ciudad en teleférico.

En la cima, además de hermosas vistas de Funchal y sus alrededores, encontrará varias atracciones interesantes:

• Iglesia de Nuestra Señora de Monte, donde está enterrado el último emperador de Austria-Hungría. Hay una plataforma de observación en el tejado, que se visita mejor al atardecer;
• Jardín Tropical del Palacio de Monte, situado en la ladera de la colina. La zona es amplia, por lo que necesitará calzado cómodo. La entrada cuesta 12,5 euros, y los menores de 15 años entran gratis.

Lo más interesante de Monte es el tradicional paseo en trineo de mimbre montaña abajo. Como se puede imaginar, en Madeira no hay nieve, así que la pista de dos kilómetros está asfaltada. Afortunadamente, la superficie está tan bien pulida que se puede alcanzar una velocidad decente. Esta emocionante experiencia cuesta unos 35 euros por persona.

Machico

Aquí comenzó el asentamiento de Madeira: en 1419, los marineros portugueses Gonçalves Zarco y Tristão Vaz Teixeira desembarcaron aquí. Machico fue la capital de la isla hasta 1496.

Las laderas de las montañas circundantes están salpicadas de las llamadas levadas, canales artificiales que recogen el agua de lluvia utilizada para fines técnicos. Se puede ascender por ellos para disfrutar de las vistas (hay rutas de dificultad variable, algunas de las cuales sólo pueden abordarse con un guía experimentado). Los interesados en la arquitectura militar encontrarán fascinante el Fuerte de Nossa Senhora do Amparo (siglo XVIII). Para los amantes del senderismo y los paisajes escénicos, recomendamos visitar la cercana reserva de la península de Ponta de São Lourenço. Tendrá que caminar 4 kilómetros en un sentido, pero las vistas y la posibilidad de ver de cerca aves raras y focas monje compensan este pequeño inconveniente.

También está la única playa de arena de Madeira, con arena traída de Marruecos. Si piensa visitar la isla con niños, este complejo es la mejor opción para unas vacaciones cómodas.

Reserva Natural de las Islas Salvajes

Situada a 280 kilómetros al sur de Madeira, incluye tres islas deshabitadas: Salvajes Grande, Salvajes Pequena e Ilhéu de Fora. Aquí se encuentran raras especies de plantas endémicas, y es el hogar de muchas aves, que ofrecen condiciones ideales para anidar. El acceso a la reserva sólo es posible con una visita guiada.

Santana

Pequeña ciudad del noreste de la isla, conocida por sus singulares casas triangulares de piedra, caña y paja (que datan del siglo XVI).

Santana puede describirse como un museo etnográfico al aire libre. Si quiere aprenderlo todo sobre la historia, las tradiciones y la cultura del país, visite el parque temático. En julio, acoge un festival folclórico con grupos de todo Portugal.

Para los turistas resistentes que no temen los retos, hay una excursión al pico más alto de Madeira, el Pico Ruivo (1.861 metros sobre el nivel del mar), que ofrece una de las mejores vistas panorámicas.

Los que prefieran un momento más relajado pueden visitar Quinta do Furão, una bodega donde se puede degustar la "bebida de los dioses" mientras se disfruta de la vista del océano y, a principios de septiembre, participar en la vendimia.

Ponta do Sol

El lugar más soleado de la isla, con temperaturas del agua y el aire normalmente entre 5 y 10 grados superiores a las de otros centros turísticos. La gente viene aquí para pasar unas tranquilas vacaciones de playa (la costa es rocosa, por lo que hay pocas familias con niños) y disfrutar de hermosas puestas de sol. Cerca hay un lugar interesante para los amantes del submarinismo: el naufragio del Bowbelle, que se hundió durante una fuerte tormenta. Las escuelas locales organizan excursiones al pecio para todos los interesados.

Acantilado de Cabo Girão

El segundo acantilado más alto del mundo y el más alto de Europa (585 metros). En su cima hay un mirador acristalado que ofrece impresionantes vistas del océano Atlántico y de Funchal, y si hace buen tiempo, de las ballenas que pasan por allí. El acantilado se utiliza a menudo para salto base.

Se puede ascender en teleférico, con una pendiente de 70 grados. Las pequeñas cabinas cuelgan sobre el abismo, proporcionando a los pasajeros emoción y miedo simultáneos.

Paul do Mar

Las altas olas atraen a los surfistas y a los que quieren aprender a surfear a este pueblo pesquero. En 2001, ¡incluso fue sede del Campeonato Mundial de Surf!

Cuando termina la temporada y los deportistas se marchan, Paul do Mar se vuelve muy tranquilo y poco poblado. Pase un día aquí paseando por las playas vacías, saboreando delicias de marisco y subiendo a una de las colinas cercanas para fotografiar el pueblo desde lo alto.

Porto Moniz

Pequeña localidad del noroeste de la isla. Su principal atractivo son las piscinas volcánicas naturales, donde turistas y lugareños se bañan en verano.

Visite el Fuerte de São João Baptista, construido en 1730 para proteger la ciudad de los piratas, ahora convertido en un acuario que alberga unas 70 especies de peces.

Las familias con niños y los aficionados a la ciencia deberían planear una visita al Centro de Ciencia Contemporánea.

Muy cerca se encuentra el Mirador da Santa, que ofrece hermosas vistas de la ciudad y sus alrededores.

Fajã dos Padres

Aldea aislada en la parte sur de la isla, accesible en teleférico. Aquí sólo hay 10 casas, que en diversas épocas han albergado hasta 50 personas.

Los primeros habitantes fueron monjes que en el siglo XV cultivaban uva malvasía en las laderas para elaborar vino (uno de los mejores de Madeira). Gracias a su microclima único, aquí crecen frutas y verduras tropicales que no se encuentran en ningún otro lugar de la isla. El único hito histórico son las ruinas de una capilla destruida por los piratas en 1626. Sin embargo, la gente no viene aquí para hacer excursiones, sino para disfrutar de la paz y la tranquilidad.

Turismo gastronómico: ¿Qué probar en Madeira?

Por supuesto, ¡el vino! Por ejemplo, el famoso vino de Madeira, envejecido en barricas de roble. Las mayores bodegas se encuentran en Funchal, Porto da Cruz, São Vicente y Ribeira da Janela. La vendimia se realiza entre mediados de agosto y octubre-noviembre (dependiendo de la altitud del viñedo). En algunas fincas, las uvas todavía se pisan a pie antes de enviarlas a una prensa mecánica. De finales de agosto a mediados de septiembre, Funchal y otras ciudades acogen la Fiesta de la Vendimia, un animado evento con música y baile, en el que los visitantes pueden recorrer las fincas y participar en la recogida de la uva.

La cocina de Madeira hará las delicias tanto de los amantes del pescado como de los carnívoros. Los amantes del pescado deben probar el filete de sable negro, los platos de pulpo o cangrejo y el filete de atún. Los amantes de la carne disfrutarán con las tradicionales brochetas de ternera sobre laurel y la carne marinada en vino (carne de vinha-d'alhos). El primer plato más popular es la sopa de maíz.

Un interesante manjar local son los rebucados de hinojo. Son un buen recuerdo para los seres queridos: una bolsa de 160 gramos cuesta sólo 3 EUR.