Para probar los platos favoritos de los legionarios romanos, los monjes jesuitas y los piratas genoveses, no tiene por qué ir necesariamente a restaurantes caros de Génova. La cocina tradicional ligur se sirve en cualquier trattoria o bistró.
En primer lugar, pruebe a pedir farinata, una tortita hecha con harina de garbanzos, agua, sal y aceite de oliva. Según la leyenda, la inventaron en el siglo XIII los marineros genoveses que regresaban a casa tras su victoria sobre Pisa. Durante una tormenta, varios barriles que contenían aceite de oliva y harina de garbanzos se rompieron en la bodega del barco.
Su contenido se mezclaba con agua de mar. Como no había otra cosa que comer, los marineros probaron a secar la mezcla al sol. Sabía tan bien que el nuevo plato recibió el nombre de "oro de Pisa". Con el tiempo, las tortillas se cocinaron al horno con romero, alcachofas, gorgonzola y pimienta negra.
Otro plato gastronómico local imprescindible es la focaccia, un pan plano genovés con diversos rellenos: queso, aceitunas, tomates secos o carne ahumada.
Y, por supuesto, el pesto esmeralda, o Pesto alla genovese -no en vano dicen que si hay un sabor en Génova, ¡es el sabor del pesto! Los ingredientes principales son albahaca joven, aceite de oliva virgen extra, queso rallado (parmesano y pecarino), ajo, piñones y sal marina.