El norte de Italia, donde se encuentra Bérgamo, es la parte industrial y económicamente más desarrollada del país. La ciudad está situada en la región de Lombardía, a 50 km de Milán. Enclavada en el valle del río Po, en las estribaciones de los Alpes, la ciudad atrae a muchos turistas. Bérgamo tiene una población de algo más de 116 mil habitantes.
A pesar de su proximidad a Milán, Bérgamo tiene mucho que ofrecer a sus huéspedes. Una historia antigua y gloriosa, la belleza natural de los alrededores de la ciudad, un tesoro de galerías de arte, festivales a gran escala y, por supuesto, la deliciosa cocina bergamasca son sólo algunos de los factores que hacen famosa a la ciudad.
Las raíces de Bérgamo se remontan a la época de los antiguos celtas. Originalmente llamada Bergimus, la ciudad se fundó en honor del dios local del mismo nombre. A partir del año 49 a.C., la ciudad estuvo bajo dominio romano. En el siglo V, Bérgamo fue destruida por las hordas de Atila. A principios de la Edad Media, la ciudad se convirtió en el centro del condado del mismo nombre.
En 1428, la ciudad pasó a depender de la República de Venecia. Los años de dominio veneciano vieron florecer el comercio y la producción de Bérgamo. Las tropas de Napoleón también llegaron a la ciudad, y en 1859, las tropas de Giuseppe Garibaldi desfilaron por sus calles.
Los castillos de Bérgamo son un tesoro especial. El primero de ellos fue construido por los romanos en el siglo I antes de Cristo. Los venecianos construyeron una poderosa fortaleza en las laderas de los Alpes.
Pequeña en tamaño, Bérgamo guarda los ecos de la rica historia de la península de los Apeninos. Iglesias, murallas, palacios y galerías de arte se mezclan con modernos centros comerciales de lujo, teleféricos y el tranquilo bullicio de una pequeña ciudad italiana. Añada a esto el espléndido paisaje natural de los alrededores y tendrá una razón para amar Bérgamo.
