En comparación con la soleada Turquía o Egipto, la costa de Grecia pierde un poco. Y es que la temperatura del agua del mar Egeo desciende considerablemente en invierno, hasta los +11-14°C, y hace imposible bañarse. A diferencia de la bochornosa Turquía, donde se puede chapotear en las olas todo el año.
Hasta marzo, el mar Egeo se mantiene a una temperatura baja de +14-16°C, pero ya en mayo empieza a subir hasta los +20°C. En verano, las aguas del litoral griego se vuelven como leche vaporizada, por encima de los +25°C. Y se mantienen más o menos igual durante la temporada de terciopelo: no bajan de +20°C.