La pequeña ciudad de Baden-Baden está situada a orillas del río Oos, cerca de la Selva Negra, la mayor reserva natural de Alemania. La historia del balneario se remonta a la época del Imperio Romano, cuando las aguas termales de Baden-Baden ya eran muy valoradas. Los restos de antiguos baños romanos, conservados dentro de la ciudad, son evidencia de su popularidad en aquel tiempo.
En el siglo XVIII, Baden-Baden floreció y se convirtió en un destino favorito para la aristocracia, ya que se creía que sus aguas minerales tenían propiedades curativas. Se establecieron numerosas instalaciones de sanación en Baden-Baden, siendo la más famosa y lujosa el Friedrichsbad, que continúa recibiendo pacientes hasta el día de hoy.
La ciudad de Baden-Baden se caracteriza por sus densos bosques bien conservados. Una de sus principales atracciones es Lichtentaler Allee, una magnífica avenida bordeada de majestuosos árboles. Los jardines y parterres de flores también son abundantes en Baden-Baden, creando una atmósfera de tranquilidad y acogimiento.
En tiempos modernos, además de las históricas instalaciones de sanación, Baden-Baden ha acogido hoteles spa contemporáneos que ofrecen una amplia gama de tratamientos. Las aguas sulfurosas calientes de Baden-Baden tienen propiedades terapéuticas y pueden ayudar con diversas dolencias. Además, a veces es esencial tomarse un descanso y relajarse después de las tensiones habituales de la vida en la ciudad.