En marzo, el tiempo en la República Checa puede ser muy variable. Las temperaturas diurnas pueden rondar los +10°C, pero puede haber heladas nocturnas y lluvias diurnas ocasionales. Por eso, pasar unas vacaciones en la República Checa en marzo se disfruta mejor en ciudades como Praga u Ostrava.
En estas ciudades se puede apreciar la belleza de edificios históricos y esculturas, explorar museos y acurrucarse en cafés con una taza de café o un vaso de cerveza. La temporada alta de turismo aún está lejos, por lo que los precios de las vacaciones checas en marzo son relativamente asequibles.