El encantador Reino de los Países Bajos, atravesado por un laberinto de ríos y canales, te invita a un reino de arte, pintorescos pueblos y vibrantes campos de flores. Es un lugar donde una celebración animada de la no conformidad añade un toque de intrigante decadencia a las encantadoras casas de sus dignos ciudadanos. Incluso a plena luz del día, las indulgencias legalizadas pueden parecer tan ordinarias como el atuendo de un banquero. En esta tierra de perpetua juventud y alegre sabiduría, hay algo encantador esperando para cada viajero que llega a Europa con el corazón abierto.