Una ciudad colorida con una verdadera alma vietnamita. Modernos rascacielos, antiguas mansiones y modestas casas de personas pobres coexisten aquí en una misma calle. Hostales económicos están junto a hoteles de lujo, vendedores callejeros de fideos junto a restaurantes elegantes, catedrales cristianas junto a pagodas budistas. Las calles están llenas de motocicletas, scooters y rickshaws las 24 horas del día. Por lo tanto, parece que la metrópolis está en constante movimiento. Pero en todo este ciclo de eventos, los hospitalarios vietnamitas siempre encuentran tiempo para dar la bienvenida a sus queridos huéspedes.