Teatros, musicales y ballet
La vida cultural de París en invierno no sólo es activa, sino que está repleta de estrenos:
- El Théâtre Mogador acoge tradicionalmente musicales populares, como El Rey León,
- la Ópera Garnier y la Ópera Bastilla presentan ballet clásico, óperas y grandes producciones,
- las salas de conciertos ofrecen programas navideños de invierno, veladas de cámara y romances de febrero.
Es una forma estupenda de pasar una velada cuando fuera hace frío y anochece pronto.
Conciertos de órgano y música sacra
En invierno, los conciertos de órgano en iglesias históricas parisinascrean un ambiente especial .
Los lugares más populares son:
- Saint-Germain-des-Prés,
- Madeleine,
- St Sulpice.
Aquí podrá escuchar un potente órgano cuyo sonido llena literalmente el espacio. Aunque no sea aficionado a la música clásica, este tipo de veladas son memorables durante mucho tiempo.
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París para niños: cálido, informativo y divertido
Para las familias con niños, París en invierno está lleno de lugares interesantes, y todos ellos bajo el mismo techo:
- Zoo de París - espacioso, tranquilo, abierto todo el año.
- Museo de la Magia en el Marais - salas interactivas, ilusiones ópticas, adivinanzas.
- Museo de Historia Natural - dinosaurios, minerales, enorme sala de la evolución.
- Acuario Cineaqua en el Trocadero - espectáculos, medusas, túnel de tiburones y exposiciones temáticas.
Y, por supuesto, Disneyland es la opción más deseada por los niños. Incluso en invierno, el parque sigue siendo luminoso, cálido y festivo.
París acogedor: cafés, gastronomía y compras
El invierno en París es el momento perfecto para disfrutar de bebidas calientes, delicias de temporada y, por supuesto, de las legendarias rebajas francesas.
Cálidos cafés y gastronomía invernal
Durante los meses más fríos, los cafés parisinos se convierten en auténticos paraísos. Atraen con su calidez, la luz amarilla de las lámparas, las ventanas empañadas y el aroma del chocolate caliente.
Qué probar en París en invierno
- chocolate caliente (sobre todo en Angelina, espeso, casi como la nata);
- croissants y bollos de las boulangeries locales: frescos, crujientes, calentitos;
- sopa de cebolla (soupe à l'oignon) en cualquier bistró tradicional: la forma perfecta de entrar en calor tras un largo paseo;
- las castañas asadas que se venden en las calles de Montmartre y el Barrio Latino;
- el vino caliente (vin chaud ) en las ferias de Navidad;
- la galette des rois, una tarta de almendras color ámbar que los franceses comen durante todo el mes de enero.
Entrar en un café en invierno es algo más que un tentempié. Es un pequeño ritual: quitarse los guantes, respirar el aroma del café, observar la vida de la calle y permitirse parar unos minutos.