El castillo de Chenonceau, construido en el emplazamiento de un castillo medieval en 1513-1517, fue confiscado poco después de la muerte de su propietario y pasó a ser propiedad del rey Francisco I. Su hijo Enrique II regaló el castillo a su favorita Diana de Poitiers, 20 años mayor que el monarca. Su hijo Enrique II, al subir al trono, regaló el castillo a su favorita Diana de Poitiers, 20 años mayor que el monarca. Diana tuvo que abandonar la propiedad presionada por la esposa legítima del rey, Catalina de Médicis, tras la muerte de éste en un torneo.
Posteriormente, el castillo cambió de manos en numerosas ocasiones, pero una cosa permaneció inalterada: lo cuidaban principalmente las esposas de los propietarios. En la actualidad, Chenonceau sigue siendo propiedad privada, pero está abierto a los visitantes.
Las piezas más valiosas del museo son muebles antiguos, tapices y pinturas, entre las que se encuentran obras de Rubens, Tintoretto, Van Dyck y otros destacados maestros europeos de los siglos XVI-XVIII.
Precio de la entrada: 15,50 euros.
Castillo de Chambord
El castillo se construyó a principios del siglo XVI para el rey Francisco I, que quería poder cazar y reunirse con la dama de su corazón, que vivía cerca. Leonardo da Vinci, arquitecto de la corte en aquella época y fallecido pocos meses antes del inicio de la construcción, participó en el diseño del edificio. Durante un paseo por el castillo verá la famosa escalera de caracol doble, idea del genio, que nunca tuvo la oportunidad de ver realizada.