Castillo de Egeskov
El castillo de Egeskov, situado en medio del lago, se construyó a mediados del siglo XVI. Cuenta la leyenda que se taló todo un bosque de robles para crear los cimientos, formados por pilotes de madera, lo que dio origen al nombre de "Egeskov" (bosque de robles).
Hace mucho tiempo que los nobles no viven aquí, por lo que el castillo está abierto como museo para todos los amantes de la historia y la arquitectura de Europa Occidental. Además de la parafernalia habitual de los castillos de siglos pasados, Egeskov cuenta con colecciones únicas de coches antiguos, motos e incluso máquinas voladoras.
Islas Feroe
Completan la selección las Islas Feroe, situadas en medio del océano Atlántico a miles de kilómetros de la Dinamarca continental y no es el territorio más accesible, por lo que atrae sobre todo a viajeros experimentados.
¿Qué ver en las Feroe? Debería empezar por la isla de Fugloi, que alberga una colonia de varios millones de aves marinas. Después, no deje de contemplar los escarpados acantilados y cuevas de la isla de Kalsøy, caminar por las dunas de arena de la isla de Sandøy, sentir el espíritu de la historia en el monasterio de Munkastovan y no deje de ver las famosas casas con hierba brotando en lugar de los tejados habituales.
Aunque las Islas Feroe pertenecen a Dinamarca, parecen un país completamente distinto, aislado del resto del mundo. Si alguna vez ha deseado alejarse y vivir en medio de una naturaleza increíblemente bella, las Islas Feroe son el lugar perfecto.